martes, 8 de marzo de 2011

La explicación -para Belén

 Leí alguna vez que suena más importante decir que uno es narcisista y no un idiota, y me sentí realmente complacido con ese concepto anónimo. Adherí a la idea durante varios meses, mencionándola en repetidas ocasiones para pasar por inteligente y alguna que otra vez para desprestigiar la personalidad de algunos enemigos amables. A ellos con frecuencia solía envidiarlos pero con una envidia menor, sencilla, intransigente, sin importancia -me pongo nervioso a la hora de justificarla-. Es un hecho que cuando hago declaraciones de este tipo me preocupa demasiado la imagen que aporto de mí pero ahora no viene al caso porque estoy preocupado.
 Hasta el día de hoy me había conformado en exceso con palabras científicas y con ideas prestadas, y nunca -hasta hoy,como dije- por el sentido amplio comprensivo de las mismas. Sin embargo fue el día que transcurre el elegido para formularme preguntas de tipo esencialistas y razonamientos por demás inquietantes.  Cuando el café matutino libró mi consciencia de los formulamientos que me mantuvieron en vilo desde las 7 oí en la televisión que el narcisismo es el diagnóstico de moda. Según una emocionada presentadora son cada vez más los famosos y no tan famosos que son tildados de narcisistas. Sólo en ese momento me dije: ¿que es ser narcisista? y la definición que tomé de mi enciclopedia de referencia me inquietó. El primero que había utilizado el concepto había sido el austríaco profesor Sigmund Freud, quien lo había tomado de un antiguo mito y había logrado instalarlo en el campo de la psiquiatría. La opinión de la gente entiende al trastorno simplemente como el amor a la imagen de sí mismo, no obstante el campo de referencia no se agota con facilidad y yo me encargué de intentar aprehender sus pormenores. Lo que me siguió a continuación fue una progresiva inquietud. A medida que adentraba en la lectura me sentía cada vez más identificado, la tensión se apoderó de mi cuerpo y al llegar al último párrafo no tenía uñas que morder. En el trayecto saqué conclusiones de todo tipo, la mayoría de carácter apocalíptico pero no me desalenté hasta finalizar el artículo. Ya había tildado la falta de empatía; al autoestima variable; las actitudes arrogantes y por último el hecho de que hallaba en mi persona un ser especial,único y creía que las personas no me valoraban como tal; y me saqué de quicio. Me paré, me senté y me volví a parar. Para ese entonces ya mi mente no reaccionaba con normalidad por que yo, yo de ninguna manera podía ser un narcisista. No, no podía porque la normalidad rodeaba mis comportamientos, me asfixiaba y lo aceptaba con pasividad. Eso creía hasta el maldito momento en que tuve que cruzarme con Freud para por fin sentirme un narcisista, y además el agregado de su cercana homofonía con la palabra nazista,nazi o nazismo. Detesté la situación porque yo no soy un narcisista de ningún tipo. NO, no lo soy -lo seguí repitiendo con ansias-. Entonces debo ser un idiota ¿No?

1 comentario:

  1. Por fin puedo comentar esto!
    Gracias por tu amable explicación amigo :) y si, no lo dudes, Narciso es tu segundo nombre.

    ResponderEliminar