viernes, 22 de julio de 2011

Gajes del oficio, ¿no?

Todos en esta ciudad sabemos que "Cacho" Cortaqueso vende drogas. No sólo porque haya sido investigado en varias ocasiones e incluso apresado durante unos días, sino porque conozco a 2 o 3 personas trabajan para él, y cientos que dependen de sus infames productos.
-Es un "diler"- dice mi vieja cada unos cuantos segundos, con el entusiasmo de quien descubre una nueva palabra y de manera inconciente la repite sin cesar. Yo, por mi parte, recuerdo haberle explicado en alguna ocasión que la palabra inglesa "dealer" significa lo que nuestra española "repartidor" y que desde un principio fue acuñada por las empresas de tecnología para designar al último eslabón de la cadena que va desde el fabricador a la casa de uno. A eso último lo leí en una revista "Nueva" bastante vieja (¿), y estoy seguro de que mi mamá ni lo recuerda, ya que cuando prende la televisión y emboca en alguna novela mexicana o colombiana, de esas que ni el nombre sabe, se obnubila, desaparece mentalmente del mismo espacio temporal que yo.
 Bueno, sin seguir desviándome de la historia principal, avanzo con mi relato...Resulta que el bueno de Cortaqueso ahora fue candidato a legislador por el partido de los Lideres Socialistas Demócratas (LSD), y las encuestas lo ubicaban entre los posibles ganadores de un lugar en la Honorable (?) Legislatura. Inmediatamente, al conocer este desafortunado dato, me puse en contacto con algunos colegas para intentar, con su ayuda, intentar entender el fenómeno, vah! mejor dicho, para que alguien me diga quien fue capaz del milagro. Juan Vázques Miranda me puso al teléfono con su primo Miguel Miranda, quien me dijo que intentara con su hermano, a quien yo conocía como "El petiso" Miranda, y que él me daría una respuesta. Me dije tres veces "no puede ser" hasta por fin decidirme a buscar en mi agenda el número del petiso. Mi asombro se debía en parte a que conocía al petiso, y no lo hallaba capaz de semejante trabajo mercadotécnico. Lo llamé como 4 veces hasta que, por fín, me atendió. Recuerdo que lo primero que le dije fue: "es una cosa de otro planeta lo que hiciste mi viejo". La sorpresa del petiso traspasó el tubo del teléfono. -¿Que hice culiao?- me dijo exaltado, casi gritando. -Lo de Cortaqueso- le dije. -No, querido, yo no fui. Fue Mengano el hijo de puta- dijo y en seguida acusó que en ese momento estaba por entrar a una reunión importante.
  Que Mengano sea el hombre que posicionó arriba a Cortaqueso en las encuestas no me sorprendía en lo más mínimo. De hecho, yo había sido su compañero, y sabía de su potencial como publicista. Creo que ese muchacho es capaz de vender un bife de chorizo en la India, sin exagerar. El tema estaba en saber como carajo hizo para que Cortaqueso haya tenido por algunos momentos un pie y medio en la Legislatura.
 Tardé como 3 días en averiguar el paradero de Julián Mengano por dos motivos. El primero tuvo que ver con que ese muchacho trabaja como un desgraciado, no para ni siquiera en estas épocas en las que todos vacacionan. El segundo y último tuvo estrecha relación con mi condición de destacado despistado: me cortaron internet y el teléfono por deber el mes de Julio, y por eso estuve haciendo cola medio día en uno de esos centros de pago rápidos (¿).
Bueno, continúo. Una vez que solucioné los problemas del desencuentro y mis deudas me comuniqué con Mengano. Comencé hablándole suave y con un tono cálido, con la confianza de un amigo de la vida. Le recordé buenos momentos de nuestras épocas de estudiantes y algunas aventuras de esas ilegales que habíamos compartido; como cuando salimos con el "negro" y José Mandioca del casino y nos enfiestamos a la mismísima Silvia Suller. -Eran buenos tiempos- le dije a manera de cierre, cuando ya el celular me marcaba 12 minutos de charla, y tiré el bombazo: -¿Che y contame como hiciste para ponerlo ahí arriba a Cortaqueso? Sos un genio vos-. El silencio entre la pregunta y la esperada respuesta se hacía cada vez más grande, recuerdo que parecía eterno. Pasaron como 10 segundos y Mengano me dijo: -No te puedo contar, seguro tengo pinchado el teléfono amigo-. La furia se apoderó de mi. Me había gastado un huevo hablando con este forro y al final no me quería contar, pero no es nada de otro planeta eh! Propagandas en la radio, papelería, etc. La puta madre. Igualmente conservé la calma. -Bueno entonces nos veamos en alguna cafetería, ¿que te parece la del viejo choto de la Aconquija?- dije apresurado, con miedo de quedarme sin nada. Mengano siguió en silencio unos momentos más y finalmente me dijo que no podía reunirse porque estaba colmado de trabajo. Corté el teléfono y lo insulté unos ratos largos.
 Me quedé masticando bronca hasta el día de hoy, día de elecciones y día también en que me crucé con un amigo que trabaja en esas patrañas de la Junta Electoral y en los arreglos pertinentes. Me dijo la posta, según yo. Cortaqueso y Mengano le habían pagado al diario más importante de la provincia (ese de la verdad como slogan) para inventar los datos de las encuestas y así tornar la opinión pública a su favor. -Sin embargo, no parece que está dando muchos resultados porque Cortaqueso no va a sacar ni pa' la sopa. Va a tener que seguir con lo suyo nomás!- me dijo el muchacho mientras sacaba una planillita con los resultados parciales, y efectivamente en esa lista el bueno de "Cacho" tenía 2 votos sobre 100.
 Al día de hoy, Cortaqueso no es Legislador, sigue vendiendo drogas, y yo ahora compro otro diario.

Julián Mengano

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